Diversos estudios han validado que el 90% de las decisiones tomadas por el cerebro humano son inconscientes. Es por eso que el propósito del neuroliderazgo es comprender cómo opera el cerebro tanto en situaciones de liderazgo como en sus colaboradores, con el fin de mejorar y optimizar su rendimiento.

En INECED te hablaremos sobre qué hacer con esta nueva ciencia del liderazgo, al tiempo que te explicaremos, a detalle, cómo funciona el cerebro a la hora de tomar decisiones.

¿Cuál es la base principal del Neuroliderazgo?

Este término apareció por primera vez en 2005 en la Harvard Business Review. El neuroliderazgo es una disciplina que explora la neurociencia y el liderazgo. Esto porque busca comprender cómo el funcionamiento del cerebro influye en las habilidades de liderazgo.

Su base principal radica en el entendimiento profundo de la neurociencia cognitiva, rama de la neurociencia que, a su vez, se enfoca en el estudio de los procesos y cómo el cerebro asimila información. Es por eso que examina la manera en que el cerebro aborda tareas como la toma de decisiones, la resolución de problemas y la gestión del estrés.

Los neurolíderes utilizan este conocimiento para desarrollar estrategias que fomenten un entorno laboral más saludable y productivo. Comprender cómo funciona el cerebro a nivel cognitivo e inconsciente, permite a los líderes adaptar sus estilos de liderazgo para motivar y comprometer a sus colaboradores de manera más efectiva.

El neuroliderazgo analiza cómo el cerebro puede cambiar y adaptarse a nuevas experiencias y aprendizajes a lo largo del tiempo. Por lo tanto, los líderes pueden influir en la estructura cerebral de sus equipos mediante la implementación de prácticas que estimulen el desarrollo y la mejora continua.

La conciencia de los procesos cognitivos también facilita la identificación de patrones de pensamiento y comportamiento, lo que permite a los líderes abordar desafíos y conflictos de manera más efectiva.

¿Qué parte del cerebro afecta la toma de decisiones?

El sustrato biológico en diversas regiones del cerebro de cómo se toman decisiones tiene su base en la corteza prefrontal. Ésta es esencial para la regulación de funciones cognitivas superiores, incluida la planificación, la toma de decisiones y el control ejecutivo. Esta parte se encuentra ubicada en la parte frontal del cerebro.

Desde la perspectiva de la neurociencia cognitiva, la corteza prefrontal se involucra en la toma de decisiones a través de la evaluación de información, el procesamiento de riesgos y recompensas, y la integración de experiencias pasadas para informar elecciones futuras.

A su vez se han identificado subregiones específicas dentro de la corteza prefrontal. Éstas son la corteza prefrontal dorsolateral y la corteza prefrontal ventromedial.

La corteza prefrontal dorsolateral está relacionada con la planificación y la ejecución de tareas complejas. Por otro lado, la corteza prefrontal ventromedial está vinculada a la evaluación de las consecuencias emocionales y sociales de las decisiones, así como a la regulación de las respuestas emocionales ante situaciones de riesgo.

Los estudios en neurociencia cognitiva han revelado que la toma de decisiones no es un proceso unitario, sino que implica una red compleja de interacciones neuronales y neurotransmisores. La comprensión de cómo estas interacciones modulan la actividad de la corteza prefrontal proporciona una base científica para abordar fenómenos como la impulsividad, la procrastinación y la toma de decisiones subóptimas.

¿Cuáles son los tipos de neuroliderazgo?

  1. Liderazgo basado en la emoción: Este enfoque se centra en comprender la conexión entre la actividad cerebral y las respuestas emocionales, reconociendo la importancia de la inteligencia emocional en el liderazgo. Estudios como “The Neuroscience of Leadership” de David Rock y Jeffrey Schwartz exploran la relación entre el cerebro y las emociones en el contexto laboral.
  2. Liderazgo basado en la neuroplasticidad: Este tipo de neuroliderazgo implica implementar estrategias que fomenten el desarrollo continuo de habilidades y la mejora del rendimiento. Así este tipo de neuroliderazgo implica la capacidad del cerebro para adaptarse y cambiar con el tiempo. El libro “Your Brain at Work” de David Rock analiza la aplicación de la neuroplasticidad en el entorno laboral y su impacto en el liderazgo efectivo.
  3. Liderazgo centrado en la toma de decisiones: Este tipo de neuroliderazgo se enfoca en comprender los procesos y las estructuras en la toma de decisiones. Investigaciones de expertos como Antonio Damasio han resaltado la influencia de las emociones en este proceso y cómo los líderes pueden integrar este conocimiento para mejorar sus habilidades decisionales.

Explorar estos tipos de neuroliderazgo proporciona a los líderes un marco conceptual respaldado por la neurociencia, permitiéndoles aplicar principios específicos para mejorar su efectividad en roles de liderazgo. La diversidad de estos enfoques refleja la complejidad del campo y la necesidad de considerar diferentes aspectos del funcionamiento cerebral en el desarrollo de habilidades de liderazgo.

 

 

¿Cómo poner en práctica el Neuroliderazgo?

La implementación efectiva del neuroliderazgo implica la integración consciente de principios neurocientíficos en la toma de decisiones y la gestión de equipos. Un estudio relevante que aborda esta temática es “Neuroleadership: A Journey Through the Brain for Business Leaders” de Argang Ghadiri, Andreas Habermacher y Theo Peters. Aquí se destacan algunos aspectos clave sobre cómo poner en práctica el neuroliderazgo.

En primer lugar, se subraya la importancia de la autoconciencia. Los líderes deben comprender su propio estilo de liderazgo, reconocer sus fortalezas y debilidades, y ser conscientes de cómo su comportamiento impacta en el equipo. La autoevaluación permite ajustar estrategias de liderazgo de manera más efectiva.

La empatía es otro componente esencial. Entender las emociones y perspectivas de los miembros del equipo crea un entorno más colaborativo. La investigación respalda que la empatía activa áreas cerebrales asociadas con la comprensión social, fortaleciendo las relaciones y la cohesión grupal.

Además, la toma de decisiones informada por la neurociencia cognitiva es crucial. Integrar la comprensión de cómo el cerebro procesa la información, evalúa riesgos y recompensas, contribuye a decisiones más efectivas. Este enfoque, destaca la relevancia de considerar los fundamentos neurales en la toma de decisiones empresariales.

Finalmente, la creación de entornos que fomenten la neuroplasticidad y el aprendizaje continuo es fundamental. Adaptarse a nuevas circunstancias y desafíos implica un liderazgo que estimule el desarrollo constante de habilidades individuales y colectivas.

En conclusión, la aplicación del neuroliderazgo implica una combinación de autoconciencia, empatía, toma de decisiones informada y promoción de la neuroplasticidad. La evidencia científica proporcionada por estudios académicos respalda la relevancia y la eficacia de estos principios en el contexto empresarial y de liderazgo.

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